La Morsa
COLEGIO AMERICANO GIPSY
Titulo: Morsa
Juan Antonio López Ortiz
Grado: 1 Grupo: A
Originen: Regiones polares, principalmente en las cercanías del Polo Norte
No son animales Domesticados
Nombre científico: existen 2 tipos Odobenus rasmarus rasmarus y Odobenus rasmarus divergens
Las Básicas de la extinción de los animales
Las especies se extinguen o ven reducidas sus poblaciones por varias razones, pero la causa principal es la destrucción del hábitat debido a actividades humanas.
A medida que evolucionan las diferentes especies, la mayoría de ellas se adaptan al hábitat o ambiente específico que mejor reúne sus necesidades de supervivencia. Sin este hábitat particular, la especie no puede sobrevivir.
Las actividades humanas tales como contaminación, drenaje de humedales, conversión de sabanas en tierras de pastoreo, deforestación, urbanización, destrucción de los arrecifes de coral, y la construcción de caminos y presas, han destruido o dañado seriamente y fragmentado los hábitats disponibles.
La fragmentación de hábitats, el aislamiento y división de hábitats en áreas menores, han provocado que las especies de plantas y animales que permanecen en esas "islas" de hábitat pierdan contacto con otros de su propia clase. Esto reduce su diversidad genética, haciéndolos menos adaptables al cambio ambiental o climático, y los deja altamente vulnerables a la extinción. A veces los hábitats fragmentados llegan a ser tan pequeños que no pueden mantener una población sostenible.
Hoy en día hay demasiados animales en peligro de extinción, y la velocidad a la que se extinguen va aumentando cada vez mas. Actualmente se conocen aproximadamente 11.167 especies en peligro de extinción, de las cuales 124 están englobadas en las categorías de “estado crítico”.
En los últimos tiempos, el hombre, se convirtió en una enorme amenaza para los animales, debido a que muchos de los animales en peligro han desaparecido porque destruimos su hábitat natural de vida e incluso hasta los matamos.
La Morsa
Las morsas viven en las aguas frías del hemisferio Norte, donde los témpanos abundan, en su aspecto, este mamífero es muy similar a las focas pero logra alcanzar dimensiones impresionantes.
Los machos pueden medir 4 metros de longitud con un peso máximo de 1600 kg, aunque el peso usual es de 1200 a 1500 kg y el largo promedio es de unos 3.2 metros. Las hembras más grandes logran los 2.6 metros con un peso de 1250 kg.
A las morsas, ambos géneros, le crecen de la mandíbula superior dos largos colmillos que pueden llegar alcanzar un metro de largo. Estos formidables punzones de marfil les son de utilidad para anclarse en el hielo cuando descansan y para afirmarse al trasladarse sobre la congelada superficie, porque fuera del agua las morsas son un poco torpe. También los usan en las riñas con los de su propia especie. Aunque contra los terribles osos polares la confusión de la multitud en la manada es más efectiva. Algún terror psicológico le han de causar el par de colmillos a los osos porque usualmente es a los jóvenes a los que atacan. Poco se sabe del peligro que presentan las orcas o ballenas asesinas pero definitivamente son un predador de la Morsa. Y como ya se sabe, nosotros los seres humanos, somos el peor enemigo de esta especie. Claro, eso es después que inventamos las armas de fuego porque los machos grandes pueden ser soberbios. Existen relatos de algunas morsas machos que cuando fueron heridos atacaron al bote donde viajaban sus cazadores.
La Morsa es un animal principalmente marino. Se le ve en grupos, que pueden contar con 100 y hasta 1000 individuos, descansando sobre los témpanos de hielo cerca de la capa polar ártica. Aunque la mayor parte del tiempo habitan aguas cerca de las costas, viéndose los grupos en las orillas rocosas. Prefieren estas aguas donde la profundidad es menos de 100 metros ya que su alimentación básica consiste de moluscos y crustáceos que obtiene del fondo del mar. Aunque también, especialmente los machos adultos, comen focas y jóvenes de su propia especie.
La piel es gruesa, su espesor es de dos a cuatro centímetros. La coloración cambia la tonalidad de acuerdo a la temperatura exterior. Cuando sale del agua fría la piel es gris pálida. Después que está afuera un tiempo se torna mucho más oscura. Esto se debe a que cuando se encuentra en un ambiente frío la circulación a la parte exterior disminuye, sirviendo de esta forma como aislante térmico.
Las hembras dan alumbramiento en abril y junio, después de una gestación de 15 meses. Normalmente es un sólo cachorro que pesa de 50 a 60 kg y al cual la madre cuida con devoción por los próximos dos años. Se estima que la Morsa tiene una longevidad de unos 40 años. Las hembras alcanzan la madurez a los cinco años y los machos a los siete, aunque normalmente ambos no llegan a criar hasta unos años después.
Amenazada por la caza, la contaminación y el cambio climático
Mientras que las morsas del Pacífico han recuperado sus poblaciones y soportan la caza de subsistencia, las atlánticas y siberianas no levantan cabeza desde que fueran esquilmadas para comerciar con el marfil de sus colmillos. Además, todas ellas son víctimas de la contaminación por tóxicos y del cambio climático.
Desde hace más de 4.000 años, los esquimales han temido y venerado por igual a un gigante de largos colmillos y bigotes blancos, un ser extraordinario al que respetan y atribuyen cualidades de su tribu: valor, sociabilidad, solidaridad y ternura. Es la morsa, el único representante vivo de los odobénidos “aquel que camina con sus dientes”. Con más de tres metros y medio de longitud y 1.900 kilos de peso, los machos son mayores que las hembras. Su cuerpo es hidrodinámico y está perfectamente adaptado a las gélidas aguas árticas. Tiene la piel muy gruesa, cabeza pequeña sin orejas, ojos saltones y un hocico prominente cubierto por 450 bigotes blanquecinos muy sensibles, ideales para detectar a sus presas que yacen enterradas en el sedimento marino.
Símbolo del Ártico
La morsa es uno de los emblemas más preciados del Círculo Polar Ártico. Vive en bancos de hielo, icebergs y costas rocosas con playas donde criar del Atlántico Norte, mar de Bering, Océano Glacial Ártico y Pacífico Norte.
Pacífica, tranquila y sociable, congrega en el mar a grupos de docenas de individuos. Si el tiempo acompaña –ausencia de viento y temperaturas superiores a 15º C–, manadas de cientos o miles se reúnen en ciertas playas en primavera y comienzos del verano, en plena estación reproductora y de partos. Si reinan fuertes vientos se alejan de la costa y se dispersan a unos 35 km mar adentro.
La densidad en algunas playas es excepcional, amontonándose unas sobre otras, buscando la seguridad y protección del grupo. En el apilamiento, los grandes machos y las mejores hembras se instalan en el centro. Los machos han desarrollado unos sacos faríngeos que hacen las veces de caja de resonancia, permitiéndoles emitir potentes llamadas y flotar sin riesgo de ahogarse al quedarse dormidos.
Las morsas son víctimas del deshielos del Ártico
Permanecen en los hielos flotantes cambiando su hábitat, en lugar de simplemente deslizarse del hielo al agua y encontrar ahí mismo la comida, ahora tienen que trasladarse para conseguirla, las mamás morsas han de cuidar de sus crías durante dos años, especialmente durante los primeros siete meses de sus vidas. En el hielo flotante, durante el verano, las madres no han de esforzarse para lograr comida. Simplemente bucean en busca de moluscos e invertebrados del fondo marino bajo el hielo para alimentarse ella misma y sus retoños. Sin el hielo, tienen que nadar agotadoras distancias que les impide cuidar de sus crías.
Migraciones erráticas
La búsqueda del alimento condiciona su vida. Invierte hasta el 80% del día en buscar comida bajo el agua, en apneas de unos 10 minutos, buceando en fondos arenosos de 100-150 m próximos a la costa. Excelente nadadora, alcanza velocidades de hasta 35 km/h. Tras la pista de sus presas, la mayoría realiza desplazamientos erráticos que varían según la estación y los movimientos de las placas de hielo e icebergs.
Víctima del oro blanco
Además de osos polares y orcas, el hombre es su mayor enemigo. Durante milenios, morsas y esquimales convivieron en un ambiente equilibrado entre consumo y gasto de recursos. Los primeros esquimales mostraban su valor cazando una morsa con arpón, pero la presa era abundante y un animal temible que se defendía con uñas y dientes. Abatida, la presa proporcionaba reconocimiento social al cazador y una buena ración de alimento y recursos para todo un pueblo. Su carne eran proteínas, con su piel confeccionaban vestimentas y utensilios, su grasa era combustible, sus vibrasas mondadientes y el marfil de sus colmillos era trabajado para fabricar patines de trineos o gafas con las que protegerse de la reverberación del hielo.
Aunque el atractivo por la explotación comercial de su marfil arranca en el s. XVI, sus efectos negativos son evidentes bien entrado el s. XIX, especialmente en las aguas del Atlántico Norte.
Los nuevos “cazadores” de morsas provocaron carnicerías para aprovechar su aceite y el marfil de sus colmillos que, a pesar de no tener esmalte, es casi tan apreciado como el de los elefantes.
Gracias a la prohibición del comercio de su marfil, algunas poblaciones se recuperan, como la del Pacífico, pero aún mantiene niveles de poblacionales en riesgo de desaparición, la tasa de renovación de la especie es baja, el desarrollo de sus crías lento y su madurez sexual tardía, las cuotas de caza propuestas empiezan a ser insostenibles y sobre la especie y su hábitat planea nuevas amenazas globales.
Los traslados por el mar conllevan otras amenazas para las morsas. Por un lado, el peligro de ser cazadas por osos polares, que han sido también empujados a tierra firme. Por otro, la escasez cada vez más acusada de comida.
La acidificación de las aguas del Ártico impide a los moluscos construir sus conchas, quedando sus poblaciones diezmadas y dejando así a las morsas sin su principal fuente de alimentación.
Pero hay otros peligros causados aún más directamente por el ser humano. El pasado año, 131 morsas, la mayoría jóvenes, murieron aplastadas tras una súbita estampida hacia el agua en el Cabo Icy de Alaska.
¿La causa?
A medida que el hielo retrocede, deja rutas de navegación abiertas por las que cada vez más barcos circulan, acercándose demasiado al hábitat de las morsas. El ruido que generan asusta a las hembras adultas, que se lanzan arrastrando su tonelada de peso en una carrera frenética hacia el agua. El problema es tan acuciante, que este año el Fish and Wildlife Service ha pedido a barcos, aviones y cazadores que mantengan una distancia prudente de los asentamientos de morsas.
Nombre científico: Odobenus rasmarus rasmarus o Odobenus rasmarus divergens
Peligro: En extinción
Peso: Aproximadamente entre 800 kg y 2000 kg
Su longitud: Entre 3 m aproximadamente
Tiempo de vida: 40 años
Su habitad: casquete polar
Especie: social
Alimentos: peces moluscos y crustáceos
Reproducción: parto 1 cría. Gestación 11 meses.
Depredadores: orca, oso polar y el hombre
Conclusión:
Esta muy mal que cacen a la morsa para los recursos del hombre, se debe prohibir la venta de permisos para cazar a animales en peligro de Extinción, cuando se otorguen los permisos que sea un número máximo de 2 animales, y estos deben contribuir en la reproducción, aquellos que sean sorprendidos en incumplimiento con las reglas que les sean retirados las licencias de cazadores y no otorgarles durante un periodo mínimo de 10 años, además cumpliendo con trabajos sociales ayudando a mantener su ecosistema y cubriendo una multa
No matar al animal solo por diversión ni por negocios porque sino el animal se va a extinguir más fácil y más rápido no solo debería ser para este animal sino para todos los animales estén o no estén en peligro de extinción para que futuras generaciones conozcan a distintos animales.
Bibliografía
http://www.muchavida.com/contenidos/top/Morsa-el-oro-blanco-del-hielo-1001.html
http://www.ecologiaverde.com/category/animales/
http://www.peligrodeextincion.com.ar/causas-de-la-extincion-de-los-animales/
http://www.educar.org/ecologia/Naturaleza/MamiferosMarinos/Morsa.asp
http://carnicos.blogspot.com/2007/08/la-morsa.html
http://elojodelbuitre.blogspot.com/2011/03/morsa.html
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